viernes, 8 de diciembre de 2006

Carta a Carlos (agosto 2002)


Mi flaco querido, amigo del alma, hermano; cómo así te fuiste sin avisar?
Cómo así fue que pasó todo tan rápido?

Si hubiese sabido que te ibas de viaje por tanto tiempo, me las habría alegrado para irte a ver más seguido, seguramente hubiese podido entregarte una carta más decente, informándote en términos oficiales lo mucho que te amo.
Te hubiese regalado flores, te hubiese dado más besos y te hubiese preguntado más cosas.

Te llevo a mi mente y lo único que se me aparece es tu sonrisa total, tus gritos de alegría cuando ya no puedes hablar por evidentes excesos del alcohol.

Amigo querido, te traigo a mi mente y lo único que siento es tu energía y tu espíritu. Todavía te siento tan cerca, todavía puedo verte tus patas flacas, todavía puedo sentirme intimidada por esa mirada profunda e intensa que trataba siempre de desmenuzar todos los secretos de la vida sin que nadie más que tú se diera cuenta.

Mi flaco querido, todos los segundos que compartimos, que en realidad se traducen en años, me pasan por encima como un album de fotos de esos que tanto disfrutábamos viendo.

Siento mi cuerpo helado, sin muchas ganas de casi nada, tengo tristezas y odios encontrados, cargo melancolías,... incluso me encuentro medio perdida a ratos, sin mucho horizonte, como si un trozo del corazón haya decidido irse contigo. Si es asi, estoy segura que donde sea que me lleves, sere feliz porque estare contigo creciendo hacia otra dirección, sintiendo el viento en la piel, cubierta de mar, de nubes, de más mar.

Mi flaco querido eres el primero en partir, el primero del jardín y quiero confesarte: nunca me lo imaginé. Crei que seríamos inmortales, crei que éramos para siempre. Estaba tan segura que íbamos a envejecer juntos, que nuestros hijos crecerían en el mismo barrio y todos seguiriamos reuniéndonos sin que pocos falten….pero ya ves, nos sorprendiste a todos, te fuiste primero.

Quiero decirte que cuando miro a cada uno de nosotros a los ojos, me siento en casa, porque en sus ojos no me puedo ocultar, en sus ojos no puedo engañarme. Talvez por eso un día dejé verlos, quería evitar que vean mi tristeza, necesitaba verla solo yo para sanar en paz... ahora que estoy mas tranquila puedo aceptar mejor las cosas, y volver a ver a nuestros amigos y a tu familia.

Vete en paz hermano querido, vuela alto, nada profundo como siempre te ha gustado... y cuídanos desde allá que nosotros estamos aquí para ayudarte.

No hay comentarios: